Cuando una persona que llega a mi consulta manifestando un bloqueo en sus relaciones personales, puede ser con la pareja, un familiar, el jefe, alguien del trabajo, en definitiva con una persona que forma parte de su ecosistema más cercano, le propongo el siguiente ejercicio.
La persona se sienta frente a una silla vacía e imagina que tiene delante a esa persona con la que mantiene un conflicto. Entonces es el momento de “hablar” y poder expresar aquello que le molesta, con lo que sufre, aquello que no entiende, que le duele, lo que le hace sentirse mal, lo que no es capaz de decirle a la cara, lo que la otra persona no le permite decir, en definitiva el ejercicio consiste en ser libre de sacar en voz alta lo que lleva tiempo estancado.
Es un ejercicio que yo misma también pongo en practica en solitario, cuando necesito desahogarme y es increíble su potencial terapéutico sobre todo por la liberación emocional que produce.